Para mí un carnaval sin disfraz es un carnaval triste, un no-carnaval. Me divierto tanto cuando me disfrazo que aprovecho la mínima ocasión para hacerlo. Puedes convertirte en lo que más te apetezca y adoptar la personalidad de tu disfraz sin que a nadie le extrañe. Si no te gusta disfrazarte seguro que cantas en la ducha, pones voces delante del espejo o tienes múltiples personalidades.
Con respecto a Mordor, tonta de mí me creí original en mi idea...pero no. No pasa nada, hay otras nuevas en marcha.
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